Cruzamos a la isla de Panay y nos dirigimos directamente al principal destino turístico de Filipinas, la pequeña isla de Boracay. Nos concedemos unas "minivacaciones" y nos dedicamos a pasear por sus playas, darnos ciertos privilegios gastronómicos y a descansar.
Después de cuatro jornadas de descanso... volvemos a la carretera.
En los pueblos del sur de Panay se encuentran algunas de las mejor conservadas iglesias de la época colonial.
Lejos de los grandes desniveles que encontramos en el norte del país, la suave orografía de las Visayas nos permite disfrutar de la bicicleta. Además, la ruta ofrece hermosas escenas de la vida cotidiana.
En las ciudades encontrábamos gasolineras convencionales, pero en las zonas rurales, lejos de los modernos surtidores, el combustible se sirve en refrescos de cola. Aun así, el precio de la gasolina estaba por las nubes, por lo que los vehículos que nos cruzábamos iban hasta la bandera.
En los pueblos del sur de Panay se encuentran algunas de las mejor conservadas iglesias de la época colonial.
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